Guardar los boletos, esta vez sí tiene una función loable

Cutcsa antes no cambiaba sillas de ruedas por boletos, ahora sí...

En la década de 1970 corría el rumor en Montevideo de que juntando una cantidad astronómica de boletos, se los podía canjear por una silla de ruedas. Algo similar se decía de las tapas de aluminio de las botellas de leche. Aunque muchos los coleccionaban para conseguir tan loable fin, nunca nadie conoció a aquellos que hicieron caridad a partir de tener la paciencia y el lugar para guardar la cantidad requerida de boletos o tapas de leche.

En realidad, no era cierto. Aparentemente en aquel momento se llegó a dar alguna silla de ruedas, pero "nada sistemático", según explica Álvaro Santiago, subgerente de Cutcsa. "Chequeamos en todos nuestros archivos y lo que sacamos en claro es que seguramente se donaron sillas de ruedas en algunas oportunidades, pero no a cambio de boletos". Sería una leyenda urbana surgida de un programa televisivo de esa época, Las tres campanas de la buena voluntad, una idea similar a Desafío al corazón.

Ahora nuevamente vuelve a surgir el rumor de que se está cambiando un millón de boletos por una silla de ruedas, pero esta vez es cierto. Cutcsa quiso volver el mito realidad por "el beneficio social y medioambiental" que implica, afirma Santiago. Se trata de una política permanente. La empresa consigue reciclar el papel del boleto que, de otra manera, se perdería.

Las sillas le cuestan a Cutcsa alrededor de 11.000 pesos. Hasta ahora entregaron dos: al colegio José Pedro Varela y a los funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores. A su vez, estos donaron el accesorio a a la Teletón y al Centro de rehabilitación Carlos Gardel, respectivamente.

Otras organizaciones de diversa índole están juntando boletos: hospitales, colegios, facultades, sindicatos. Santiago estima que entre todas andan por los 10 millones.

Fuente: El País Digital

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