El seleccionado norteño derrotó a Argentina 3-1 en Rosario
Brasil dio este sábado una lección de efectividad a Argentina, le ganó por 1-3 con una brillante actuación de Kaká, Elano y Luis Fabiano y confirmó su participación en el Mundial 2010 tres jornadas antes de que terminen las eliminatorias en Sudamérica.
Un equipo consolidado superó a otro cuyo proyecto que no termina de dar frutos en un choque de alto voltaje, con numerosas situaciones frente a las porterías, en las que Brasil brilló y convirtió su victoria en indiscutible.
Dos goles de Luis Fabiano y uno de Luisao dejan traumatizado al equipo de Maradona, que cambió de estadio para sumar a sus recursos la presión del público contra el rival y que sólo demostró garra y actitud en la segunda parte, lo que resultó insuficiente.
El equipo local elaboró un dominio amplio en los primeros tramos del choque en base a la sociedad entre Verón y Messi desde el centro del campo, respaldados por un sólido bloque de medios y la rápida apertura del juego por parte de Dátolo por la izquierda y Maxi Rodríguez por la otra banda.
A Brasil comenzó a costarle la recuperación de la pelota y resolvió casi todos los embates ofensivos albicelestes dentro de su área, frente a un Messi escurridizo, profundo, por momentos intratable.
Las escasas reacciones del equipo de Dunga se deshilachaban lejos del meta argentino Andújar, un poco por falta de precisión propia y también porque el combinado de Maradona iba a por todas, despejaba su terreno y salía disparado hacia adelante.
En 20 minutos los argentinos generaron cuatro situaciones de peligro frente a Julio César y todo indicaba que Brasil quedaba pendiente de algún destello de Kaká, de una esporádica combinación suya con Robinho, o de algún invento de Luis Fabiano, aunque para todo ello necesitaba juego.
Pero el que apareció en escena Elano y con dos balones parados puso a Argentina en la congeladora. A los 24 minutos con un tiro libre alto con el que "la torre" Luisao -el futbolista de mayor estatura del partido- abrió el marcador con un remate de cabeza.
Ocho minutos después el disparo de falta de Elano salió al ras del piso, los argentinos se desorientaron y Luis Fabiano, libre de marcajes, aumentó la ventaja a dos tantos.
Argentina se derrumbó. Dejó de hacer el juego profundo de los primeros minutos, bajaron los rendimientos de Dátolo y Maxi, Verón perdió precisión, Tevez comenzó a chocar y Messi no encontró la manera de llegar al área con posibilidades.
En media hora Brasil echó agua al fuego que había dentro del campo y en los graderíos. Y, tras lograr la ventaja, comenzó a poner en evidencia el desequilibrio del conjunto albiceleste, impulsado por su carácter, por el fervor contagioso de su banquillo y por los gritos de su afición.
Para intentar el desquite en la segunda parte Maradona alineó a "los bajitos" Messi, Tevez y Agüero, y dejó fuera a Maxi. Le importaba, por sobre todas las cosas, descargar todas las baterías en el área brasileña, aunque el equipo se expusiera al contraataque.
El cambio surtió efecto, Argentina obligó a Brasil a retroceder con un juego vertiginoso y una sucesión de remates desde todos los ángulos, hasta que Dátolo recibió un pase de Verón y desde media distancia anotó a los 65.
Como si nada hubiera pasado, un iluminado Kaká volvió a quebrar al equipo de Maradona con una asistencia perfecta para que Luis Fabiano pusiera el marcador 1-3 un minuto más tarde, en un partido trepidante.
Argentina se desesperó y falló. Brasil mantuvo el orden, demostró que Lúcio es uno de los mejores defensas del mundo, jugó al contraataque y se llevó una victoria que deja a los argentinos a distancia de la clasificación.
Fuente: (EFE)
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