Sin embargo, al final, a la hora de hacer un balance, si acaso se puede concluir que lo de ayer entre Defensor Sporting y Nacional fue un empate entre dos pesos pesados.

Con el fútbol preciso e inteligente de Marchant y la visión para explotar, primero las facilidades que Nacional dio en el primer tiempo sobre el flanco derecho de su retaguardia como consecuencia de que Melo no se adaptó a marcar junto a la raya, y las que siguió dando en el complemento cuando entró Caballero con la clara misión de irse arriba aun dejando espacios a su espalda, Defensor Sporting manejó mejor la pelota, incluso creó -y desperdició, que fue una de las razones del empate- llegadas mejor armadas y también más penetrantes, mientras que con el habitual e inclaudicable machacar de Óscar Javier Morales en el mediocampo, el manejo, las zancadas de Arismendi -que metió un balazo en un caño- y la fuerza, el "ir e ir" del "Viruta" y el "Chengue" en el ataque, Nacional "levantó el muerto" que le dejó el equipo violeta con su mejor y más vivaz arranque de la segunda etapa y, de no ser porque con el ingreso de Diego Ferreira por Ariosa el "Polilla" Da Silva taponeó a medias el circuito ofensivo que se armó con la entrada de Caballero y Bertolo para jugar sobre el mismo lado, hasta llevó al campeón contra las cuerdas, aunque sin poder tirarlo.
Más aun, el conjunto tricolor terminó pegando mucho en los brazos y "comiéndose" varios contragolpes claros. Porque en el complemento, el partido fue así: un toma y daca, cada uno a su manera, entre dos pesos pesados; el campeón uruguayo y un rival que, dentro del desarrollo de la Liguilla, se lo sacó de arriba, sin poder voltearlo, pero también sin que lo volteara.
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Fuente: El País Digital
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